Esto era una ciudad, donde ni frío invierno ni caluroso verano podían entrar, donde la luz del Sol escapaba al llegar, donde la gente vivía sin saber, lo que fuera de sus tierras podía haber. Ni soñadores ni aventureros había, pues en ella se encontraba todo lo necesario para vivir, y nunca en salir de allí pensaron alguna vez. Una ciudad que la gente del exterior temía. Quien alguna vez entraba nunca salía de ella, no por no poder, sino porque quien accedía allí veía un cambio en su vida. Un lugar sin preocupaciones, un lugar de paz del que nunca querrían escapar. Pero solo lograban entrar aquellos de corazón puro, pues si algún desalmado intentaba entrar, al segundo se vislumbraba su cadáver a la entrada de la ciudad. La gente no sabía que había dentro de la ciudad, y los de dentro no sabían nada del exterior, pues los que entraban desde afuera eran cegados por la brillantez que les aguardaba dentro, y se olvidaban de todo lo demás, incluso de sus familias, que les esperaban hasta la muerte, ya que en esa ciudad, venerada y maldecida al mismo tiempo, todo corría más lento, incluida la vida de sus habitantes.
El Relatista. ・エノル・
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