viernes, 13 de abril de 2012

El Secreto de los sueños: Boreack (3)


Capitulo 3:
El elegido

Cuando recuperé el conocimiento descubrí que aun seguía en Boreack y en la cama de al lado estaba Karmack con un brazo vendado y Yarakal cuidando de él.
Al darse cuenta de que me había despertado se acercó hacia mí y me dio las gracias por haber salvado a Karmack, aunque yo no me acordaba de nada. Se lo dije y me lo contó con todo detalle:

Cuando interpuse la espada entre los dos se clavó en el pecho del Dogo, y al caer encima de mi compañero se había roto el brazo. Yo en cambio, por la fuerza que ejerció el monstruo sobre mí, salí disparado hacia la casa y me desmayé. Al otro lado de la habitación, se encontraba la cama donde estaba en el anciano al que le habíamos salvado la vida. El hombre, estaba exhausto y con una pierna herida.
Al cabo de un rato me reincorporé y comí algo con la ayuda de Yarakal. Como ya era de noche me eché en la cama para descansar y a ser posible, dormir.

Desperté en mi casa pero como todavía me encontraba algo mareado por lo que había ocurrido en Boreack, no fui a clase. Me puse a leer un libro que tenía que leer para clase y pasé el resto del día en casa haciendo cosas. Al llegar la noche, me acosté en la cama y desperté en Boreack.

Yarakal estaba en mi habitación, con Karmack y el anciano hombre, que resultó llamarse Zarkar. Era uno de los anciano más sabios del bosque que vivía en el borde de la capital del Bosque Sur. Pero cuando preguntó el nombre de su salvador todos callaron y me miraron. En ese lugar mi nombre real no serviría de nada, por lo que me puse a inventar un nombre, pero mientras lo hacía Zarkar respondió por mí:
- Alakan, ese es tu nombre, al menos en este mundo. ¿Verdad? Tú eres el elegido que nos liberará del Dogo y de su amo.
No supe que decir, así que les expliqué todo lo que me había pasado por las noches. Y todos menos Zarkar se sorprendieron mucho. Jamás se lo habrían imaginado. Al final, bajamos a desayunar.
Mientras lo hacíamos, Zarkar empezó a contarme mi mi-sión:
- Se supone que tienes que ser capaz de acabar con ese gran Dogo, que te atacó durante  el primer sueño, y con su amo, que quiere dominar Boreack.-Hizo una pausa para que pudiera digerirlo- Él puede que no sea tan poderoso como crees, aunque el Dogo que mencioné antes está bajo su influencia, y puede serte un gran problema.

Después del desayuno me puse a practicar esgrima con Zarkar puesto que Karmack estaba herido. Mientras practicaba, comencé a hacerle preguntas, ya que me aburría.
-        Perdón, cuando intervine ayer en la batalla… El Dogo se hirió pero sobrevivió, ¿No?
-  Si Alakan- Me respondió con tono sombrío aludiendo a mi nombre allí- una simple espada no servirá para nada. Tendría que construir en mi fragua una espada especial, con ciertos materiales raros que hay dentro del bosque y en el desierto…- De repente se le encendió una bombilla en la cabeza- ¡Tú podrías conseguirme esos materiales!, aunque hay algunos difíciles de encontrar. Yo ya estoy viejo como para andar recorriendo todo Boreack en busca de ellos, pero podría hacerte una lista con el nombre del material, el lugar o ubicación donde se encuentra y algunas características para diferenciarlo de simples rocas.

Le di las gracias, mientras acabábamos de practicar. Me tenía lanzando estocadas contra una especie de espantapájaros de paja y con brazos de madera que giraban al golpearles. Al finalizar y tras comer, me fui con Yarakal para practicar a un juego parecido al ajedrez que había en ese mundo. Las piezas movían igual que en el ajedrez, pero a la hora de comer, se comían las piezas que había en la trayectoria, y no donde caía la pieza. Por culpa de estos cambios acabé perdiendo siempre y me deprimí un poco. Tras todo, llegó la hora de la cena. Esta vez éramos uno más en la mesa, ya que Zarkar se iba a quedar a vivir con nosotros. Lo más divertido fue ver como Yarakal intentaba ayudar a Karmack a que comiera, pues tenía un brazo en cabestrillo. Al acabar de cenar, nos despedimos y Yarakal me dio un beso en…

Desde que Zarkar había nombrado lo de ser el elegido que salvaría Boreack y todo lo demás, ella había estado algo más cariñosa conmigo, y también era más tolerante en los entrenamientos que miraba.

Al despertar volví a la tierra.
- Genial… otra vez en la tierra.
- ¿Qué estas murmurando?- Me increpó mi hermana, consiguiendo que casi se me rompiese el cuello al girarlo rápidamente en su dirección.
- Nada… solamente decía que era mejor dormir y soñar que despertarse- Intente defenderme.
- Pues en esos sueños no paras de nombrar a una chica llamada Yarakal. ¿Qué es tu novia o una chica que te gusta?
Toda la mañana. Ese fue el tiempo que estuvo haciéndome la misma pregunta. La verdad era que Yarakal no estaba nada mal, y a lo mejor podía gustarme un poco, pero no era mi novia, ni creía que lo sería en un futuro. Desayuné  y me marché a clase.

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