Capitulo 5:
Atrapado. La pulsera de los mundos
Entre los dos, y tras ahuyentar de nuevo al Dogo, consiguieron llevarme hasta la casa.
En cuanto Zarkar me vio, corrió a preparar una cama y me tumbaron en ella, mientras Yarakal no paraba de murmurar que no tenía que haberme dejado solo. El golpe me había dado de lleno, pero por suerte, la espada había absorbido parte del golpe, aunque el Dogo la hubiera partido en trozos. Tenía tres profundaos cortes en el pecho, y un par de costillas rotas. Al poco de que me tumbaran, no tuve la fuerza de seguir aguantando y me desmayé. Suponía que al despertar estaría de nuevo en la tierra, sin herida alguna y que tendría que esperar todo un día para volver a Boreack. Pero eso no fue lo que ocurrió.
Cuando me desperté aun sentía un punzante dolor en el cuerpo, y era casi incapaz de moverme. Al cabo de un rato conseguí incorporarme, y descubrí que seguía en Boreack. A parte, tenía en la muñeca una extraña pulsera con dibujos tribales que no recordaba llevar puesta al desmayarme.
- ¿para qué es esta pulsera?- Pregunté con un hilillo de voz al tiempo que buscaba con la mirada a alguno de mis compañeros.
- Esa pulsera te la puso Zarkar al poco de llegar. Según él es una pulsera que permite al elegido viajar libremente entre los mundos, aunque tendrás que preguntarle más tarde cómo funciona a Zarkar- Me contestó Karmack, que estaba sentado en una silla velando por mí- Llevas durmiendo dos días. Nos tenías preocupado, pero parece que tus heridas se curan rápidamente- Dijo mientras señalaba mi pecho- Cuando te trajimos pensábamos que ibas a morir. Yarakal estaba muy preocupada, tendré que avisarla de que ya has despertado. Nos vemos luego- Se despidió.
Más tarde vi aparecer por la puerta a Yarakal. Llevaba en las manos una bandeja en la cual estaba mi desayuno.
- Tendrías que haber huido conmigo. Entonces no te habría herido.
- Ya… Pero si lo hubiera hecho nos habría matado a los dos- Replique con cierta dureza, por el hecho de que al principio no me había hecho caso.
Fue entonces cuando Yarakal poso la bandeja y rompió a llorar encima mía, y traté de consolarla como pude. Me había pasado un poco.
Al día siguiente pude volver a andar, y fui a visitar a Zarkar. Otra vez no había ido a mi mundo por la noche.
- Hola Zarkar. Quería preguntarte una cosa. ¿Qué es esta pulsera que me has puesto?
- Cada cosa a su tiempo, Alakan, cada cosa a su tiempo- Me respondió filosóficamente, pero como veía que no me quedaba a gusto continuó- Es una pulsera muy especial que se ha pasado en mi familia de generación en generación, y que permite al elegido viajar entre mundos a voluntad. Y ese eres tú.
- Karmack ya me contó algo parecido, pero ¿Cómo se utiliza?- Pregunté intrigado.
- No tengo ni idea- Admitió- Aunque creo que hay un manuscrito que habla sobre la pulsera en una cueva que se encuentra cerca de aquí. Lo malo es que nadie ha conseguido entrar nunca, ya que la puerta es una gran piedra encajada en el agujero que sería la entrada.
- ¿Tengo que volver a salir?
- No hace falta. Ya saldrás mañana junto con Karmack y Yarakal, que por lo visto te tiene bastante aprecio estos días. Creo que le gustas, deberías lanzarte.- Me aconsejo mientras me ponía rojo y abandonaba la sala.
Estuve un rato acostado en la cama, y al llegar la hora de la comida bajé junto con todos. Hoy me toco al lado de Yarakal, y en frente de Zarkar, que cuando empezamos a comer me metió un par de patadas y señalo con la cabeza a Yarakal para que la mirase. Y así lo hice.
Vestía un largo vestido negro, como si fuera de luto, y tenía el pelo recogido en una cola de caballo. La verdad es que estaba muy guapa. Tanto que me quede absorto en mis pensamientos, aunque ella me sacó de ellos.
- ¿Qué estas mirando?- Me preguntó.
- Nada… Es que hoy vas muy guapa- Conteste tímidamente.
- ¿A si?- Hizo una pausa, y me preguntó algo con lo que no contaba- ¿Por algún casual te gusto?
- Bueno… Esto…- No sabía que responder, pero se me vino a la cabeza lo que me había dicho Zarkar: “deberías lanzarte”- La verdad es que un poco- Acabé respondiéndole rojo, entre los silbidos de Karmack.
- Pues ¿sabes lo que te digo?- Con esta frase yo ya me temía lo peor- Yo también- Finalizó dejándome sorprendido y dándome un largo beso, lo cual dejo anonadados al resto de ocupantes de la mesa, que nunca habían visto besar a Yarakal, y mucho menos en la boca.
Cuando acabó la comida me despedí de Yarakal y me fui a entrenar junto con Karmack:
- Enhorabuena Alakan. Creo que ya tienes novia en Boreack ¿No?- Me saludó Y comenzamos a entrenar.
Aun me encontraba algo débil y tenía unas cicatrices en el pecho, que según Zarkar desaparecerían con el tiempo debido a mi “Poder”. Entonces me acorde de por que había salido ese día a por leña con Yarakal. Había ido a por el primer material de la lista que me había dado el viejo. El Tantinio. Fue entonces cuando preocupado, salí corriendo de la sala de ejercicios sorprendiendo a Karmack, en busca de Zarkar. Cuando por fin le encontré le hice una única pero vital pregunta:
- Perdona, ¿No encontrasteis en mi zurrón un mineral?
- Ni idea. Cuando llegaste simplemente te lo quitamos y pusimos sobre la mesa de al lado. No lo abrimos.
_ ¿Puedes acompañarme un momento?- Le pregunte al tiempo que me encaminaba hacia la habitación donde había estado recostado hasta hacía poco. Cogí el zurrón, metí la mano y saque algo de él.
- Toma Zarkar- Le dije mientras le entregaba lo que había sacado de la bolsa- es el primer material de la lista, el Tantinio.
- ¡Ah!, perfecto. Ya te queda menos. A ver si no tardas mucho en reunir el resto.
- Una cosa, ¿Dónde se encuentra el segundo?- Pregunté.
- ¿No te había dado una tabla? Se encuentra en la capital del desierto, la que queda.- Me respondió con la mirada perdida.
- ¿Qué pasó con la otra?
La verdad es que Karmack no me había contado mucho. Solamente que la única capital del desierto que seguía en pie era la capital del Desierto Sur.
- La destruyeron, junto con todos sus habitantes. Esa fue la primera muestra de poder del amo del Dogo, antes de crear a éste.
- Lo siento… Y ¿Dónde esta la capital del Sur?- Cambié de tema.
- Toma este mapa. Aquí aparece todo. Ah, y acuérdate de que antes tienes que ir al la cueva sellada para buscar ese pergamino.
- Si, si. Mañana ya saldré en su busca. Hoy ya estoy muy cansado. Me voy a cenar y para la cama. Nos vemos mañana.
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